Escucho al
viento por la ventana, esa voz del tiempo invisible y voluble.
Tan silencioso
o aullante según el día y la ocasión…
Me recuerda
las voces y emociones ahogadas por ciertos personajes y chantajes varios.
A veces, sin
querer se desatan y sacuden con fuerza, con excesiva violencia y
escasa
compasión en su sonido y mensaje, aunque
no por ello están carentes de razón.
Admito que
no es la solución, que debería poco a poco fluir y evitar acumularse,
como esas
gotas que se suicidan al verse empujadas del vaso desbordado.
Pero… Nos
impiden ser sinceros, expresarnos y tratar de hallar esas urgentes soluciones
que necesitamos, no únicamente deseamos caprichosamente.
Al final,
lamentablemente se reduce todo al típico “Tú
mira, calla y escucha”
muchas veces acompañado del “No te compliques la vida.”
La negativa educación que es autoinfringida con objetivo de domesticar
mentes y
sumir en mediocridad al rebaño utilizable, la mano de obra que es
posible desechar o
explotar a conveniencia.